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Dentro de los empleados y las empleadas con discapacidad, hay tres grupos a los que las estadísticas reflejan en peores condiciones: “las mujeres, los/as jóvenes y las personas con discapacidad intelectual. Las mujeres con discapacidad sufren una doble discriminación, por mujer y por tener discapacidad, y en el caso del empleo esto también se refleja en las estadísticas, pues cobran un 12,5 % menos que los hombres con discapacidad”.
Esta brecha es, sin embargo, menor que entre los hombres y mujeres sin discapacidad, que es del 19%. Esto tiene su explicación en la baja cualificación de los puestos de ambos, “en el caso de las personas con discapacidad, el porcentaje de personas que están en puestos de salarios bajos es grande en ambos sexos, por eso la brecha es menor”.

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