El 22 de julio se conmemora el día internacional del trabajo doméstico. Entendemos por el mismo, aquel trabajo realizado en un hogar u hogares o para los mismos, según el artículo 1.a del Convenio 189. Según la OCDE (1995) el trabajo doméstico es la producción de bienes y servicios dentro del hogar, como resultado de la combinación del trabajo no remunerado y de la adquisición en el mercado de bienes duraderos y no duraderos.
Sin embargo, cabe señalar que el trabajo de los cuidados no se refiere únicamente al componente material de las actividades que lo componen, por eso, evidenciar todas las acciones derivadas de sostener la vida como consecuencia de la vulnerabilidad inherente que tenemos como personas, hace que los trabajos de cuidados sean una expresión indispensable para entender la interdependencia que nos mantiene.
La organización de estos cuidados tiene un componente estructural de desvalorización y asunción de roles tradicionales, donde las mujeres han desempeñado estos trabajos. La consecuencia inmediata tiene varias vertientes:
– En primer lugar, la dificultad de las mujeres para desarrollar sus carreras profesionales, responsabilizándolas de los cuidados.
– En segundo lugar, limitación del desarrollo socioeconómico para ellas, generando una feminización de la pobreza.
– Y, en tercer lugar, la precarización del trabajo de los cuidados.
Según el estudio publicado en diciembre del 2023 por EAPN-EN (Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español) el nivel de pobreza y exclusión social en la vida de las mujeres tiene una relación directa con el “trabajo de los cuidados” por el reparto injusto e inequitativo y la falta de una visión igualitaria del mismo.
Te dejamos el enlace al estudio: https://www.eapn.es/ARCHIVO/documentos/documentos/1702643700_estudio-economia-de-los-cuidados-desigualdad-de-gnero-y-pobreza-nuevas-miradas.pdf
