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La dirección por objetivos (DPO) supone en la actualidad una herramienta clave para la mejora de aspectos organizativos y de gestión empresarial. Hace posible la optimización de recursos, una mayor rentabilidad y la sostenibilidad de la empresa.
Sin embargo, implantar este nuevo sistema de dirección supone, para los/as integrantes de una organización, un cambio susceptible de encontrar obstáculos y resistencias (económicas temporales, legales¿). Es importante, por ello, concienciar a las personas: Sin cambio no hay progreso.
Las decisiones estratégicas a abordar y la dirección que toma la empresa, con el fin de lograr que la misión pretendida sea oportuna, ha de realizarse desde el conocimiento exhaustivo de la situación actual y con el horizonte claro de eficiencia empresarial.
La dirección por objetivos puede contribuir a este cambio proactivo dado su carácter participativo, la vinculación a la evaluación enfocada a la mejora continua, la prioridad que adquieren los sistemas de compensación basados en retribuciones de incentivos, la importancia otorgada a la delegación efectiva y la orientación a la gestión de personas basada en competencias.