La Comisión de personas expertas de la OIT (Organización Internacional del trabajo) observa que “el acoso sexual atenta contra la igualdad en el trabajo, al incidir en la integridad, dignidad y bienestar de las personas trabajadoras”.
El acoso sexual es un fenómeno generalizado que socava la igualdad en el trabajo. Puede tener un impacto negativo en la remuneración, la progresión profesional y las condiciones de trabajo de las víctimas, y conducir a las personas fuera del mundo del trabajo. Si bien puede afectar a cualquiera, el acoso sexual afecta particularmente a las mujeres y refuerza los estereotipos sobre sus capacidades y aspiraciones. También contribuye a que menos mujeres se incorporen al mercado de trabajo o permanezcan en él (lo que aumenta la brecha de participación en la fuerza de trabajo) y a que su remuneración sea menor a la de los hombres (lo cual exacerba la brecha salarial por motivo de género).
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